25 febrero 2014

¡Solo Empuja!



Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Isaías 40:29
Un hombre dormía en su cabaña, cuando de repente una luz iluminó su habitación y apareció Dios. Le dijo que tenía un trabajo para él y le mostró una gran roca frente a su cabaña. Le explicó que debía empujarla con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió. Por muchos años, día a día, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la roca con todas sus fuerzas, pero ésta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos negativos a su mente: ”Has estado empujando esa roca por mucho tiempo y no se ha movido”.

Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión. Satanás le volvió a decir: ¿Por qué esforzarse todo el día en esa tarea imposible? Sólo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente. El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: ”Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aun así, no he podido mover la roca ni un milímetro ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado? El Señor le respondió con ternura: ”Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. “Tu tarea era empujar”. Ahora vienes a mí sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora, tus brazos y espalda están más fuertes, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. Pero a pesar de las adversidades has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era empujar y confiar en mí. Eso lo has conseguido. Ahora, querido hijo, “Yo moveré la Roca”.

Algunas veces cuando escuchamos a Dios, tratamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad sólo nos pide que confiemos en Él.
Cuando todo parezca ir mal ¡Sólo Empuja! Cuando estés agotado por el trabajo ¡Sólo Empuja! Cuando la gente no se comporta de la manera que debería ¡Sólo Empuja! Cuando los demás simplemente no te comprenden ¡Sólo Empuja! Cuando te sientas cansado y sin fuerzas ¡Sólo Empuja!
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. 1 Pedro 5:7
Debemos ejercitar nuestra Fe que mueve montañas, pero estar conscientes de que es Dios, quien al final logrará moverlas. Aunque sientas que tus fuerzas te abandonan, recuerda que Dios puede renovarte cada día!!

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