05 junio 2020

En el desierto de la viudéz


La siguiente es parte de una nota de un buen maestro, que ya pasó a la presencia del Señor, me ayudó mucho. Si haz perdido a tu esposo aférrate a Dios, no permitas que satanás llene tu vida de rabia y resentimiento en contra de él, lee las recomendaciones de mi estimado Hno. y maestro Lester Finkenbiner. esta fue una nota que el me escribió después de unos meses de la partida de mi esposo a la presencia del señor. A continuación a nota:

"Buen día, mi buena Hna. Erika, Dios contigo. La realidad de Erika enviudada:  sorpresa no grata, transición difícil de aceptar y superar. Gracias por expresar con tanta sinceridad la rabia, las dudas, la tristeza, la frustración, los cuestionamientos.
Es mejor ser así realista, sincera, hacerle frente a la situación. Claro, nos sosegamos en la verdad de Romanos 8:28, Dios en todas las cosas obra para bien de los que le aman. (La Reina Valera 1960 no lo dice correcto. La Popular es mejor). No las cosas, sino Dios en todas las cosas nos ayuda. Dios es el Creador, Sustentador, Redentor y Juez. Él nos sostendrá. Te recomiendo Isa.63:7-9 y los siguientes vv, digamos 63:7 a 16.  De la bendita ENCARNACIÓN, tema navideño.
En nuestros apuros, no otro enviado por Dios, sino que Dios (Hijo, Jesús) mismo nos acompaña, nos abraza, incluso, nos recoge en los brazos y carga con nosotros en un mar rojo, en el desierto (de la viudez), cuando no hay agua potable la provee de una peña, cuando no hay alimento, nos hace llover pan de mañana y carnes por la tarde. Es uno de mis pasajes favoritos. Amo la verdad, la realidad de la ENCARNACION, Dios con nosotros."

Después de esto una señora viuda, me mostró un pasaje de la Biblia que queda en Isaías 54, leí el capitulo con ella, se me partía el alma , el corazón se desgarraba. gritaba leyendo "pobrecita de ti, por  un momento te olvidé". Sin embargo, el mismo capitulo esta lleno de esperanzas para todas las personas desamparadas, viudas, madres solteras, hijos sin padre. En mi caso este capitulo y en fin toda la Biblia esta llena de promesas de Dios para sus hijos, que nos ayudan a confiar en él cada día. 

Con paciencia, como ese Pastor del Salmo 23, Dios curó mis heridas, y a lo largo de casi 10 años pude decir que estoy sana, porque ya no recuerdo con lágrimas los momentos que viví con mi esposo, sino con gratitud, adorando y bendiciendo a Dios por la vida de mi amado esposo. Fueron años de aprendizaje, que sin la ayuda y la provisión de Dios, no lo habría logrado, como dice en Isaías 54: El es mi hacedor, mi proveedor, mi protector, el maestro de mis hijos,  no me canso de decirlo. 

Me complace reconocer que Dios es el compañero de mi vida, este casada, tenga o no tenga esposo, sé que Dios esta conmigo en las buenas y en las malas, en valle de sombras y de muerte, él estará allí siempre. Y cuando las personas me preguntan ¿por qué no me he casado todavía? les digo no hay apuro, Dios tiene su tiempo, y su hora para cada evento en nuestras vidas, si está en su voluntad el darme otro esposo, lo recibiré con gratitud pero si no, entonces, ya no lo añoro, ni lo espero con ansiedad. Se que debo poner mi vida cada día en manos de mi hacedor. Amen.

¿Donde están los muertos en Cristo Jesús?

¿Dónde están los que mueren en Cristo?. Hice esta pregunta a un hermano misionero, estudioso de la Biblia, maestro y apreciado amigo Lester Finkenbainer. Esta fue la respuesta que el me dio después que mi esposo pasó a lugar donde están los muertos en Cristo Jesús:

Del finado, partido marido, amigo, compañero tan querido:
1, No, no estamos con sabatistas ni Testigos de jehovás en pensar que él duerme, ni que está inconsciente.
2, Tampoco está en el cielo propiamente, como en algunos pasajes del Apocalipsis.
3, Creo que Luc.16:19-31 nos da el cuadro más indicado:  está en el seno de Abraham... Está con Cristo como dijera Pablo en Filipenses 1.  Pero en el cielo, en la Nueva Jerusalén o Santa Sion, aún no, pues para esto faltan...
a, la resurrección de los justos, b, el tribunal de Cristo, c, las bodas del Cordero, d, Armagedón y otras cosas, Ap.19-20 Volviendo a Luc.16, tu marido y mi amigo está con Cristo... o en la figura judía, en el seno de Abraham.
Está recogido con los patriarcas y demás héroes de la fe.
Allí está bien, está tranquilo. Se le terminaron los afanes... Es el lado de los justos en lo que es Seol o Hades, la sala de espera, o su lado de los justos que esperan la resurrección de los justos.
Hebreos 11 y 12 nos da otro cuadro de la realidad que ahora vive él y la que vives tú y vivo yo:
Heb.11, La lista de los héroes de la fe, los que con fe optaron siempre por las promesas de Dios, pese a las circunstancias, pruebas, desavenencias y demás pruebas y dificultades.
Pero Heb.12:1-2, Ahora aquellos héroes, incluso tu marido, han subido a las gradas del estadio --la gran nube de testigos. Si algo hacen, es que nos observan --a ti y a mí, y estamos abajo en las pistas que dan vueltas dentro del estadio. Seguimos corriendo nosotros. Los héroes ya acabaron su carrera, 2 Tim.4:7-8. ¡Marcelino Serrudo con Moisés, Abraham, David, Isaías, Débora y muchos más nos miran, hacen barra, desean vernos también triunfar y acabar la carrera bien, bien!
Por tanto, el consejo que desechemos los pecados que nos estorban. Incluso que tiremos muchas cosas buenas que nos pesan y por pesarnos nos atrasan la carrera. (Es que los griegos y romanos corrían totalmente desnudos y descalzos para no tener atraso alguno.)
Y para evitar que alguno que otro tramposo los tratara de impedir, los corredores se untaban con aceite de oliva, para que el chapucero no los pudiese agarrar ni estorbar.
Queda entonces animarte a seguir adelante, como dice Heb.12:2, con la mirada en Cristo, Autor y Consumador de la carrera de la fe. Él dio comienzo, Él la corrió hasta el Calvario y al huerto y al Monte de los Olivos para subir al Padre. Y Cristo consuma, acabala, completa y da clausura a la carrera cuando nos llame a saldar cuentas en el Tribunal de Cristo, a los que salen en la resurrección de los justos.
Ánimo, corramos con paciencia.  No dudes, si en alguna otra cosa te puedo yo dar una respuesta, un consejo, un aliento, me escribes nomás. Y si para algo valgo como tío o abuelo para los jovencitos, me avisas. Así haré honor a mi amigo y hermano Marcelino. 
un abrazo, Lester