23 febrero 2020

Pasos prácticos para vencer la ansiedad


En estos tiempos en que las personas están ansiosas, por amplios motivos, no pueden mantener su trabajo con deberes al día, no pueden salir de casa por la cuarentena, no pueden realizar compras de manera acostumbrada. Hasta observo que en muchas familias se realizan compras desmesuradamente cuando pasan los carros autorizados para vender alimentos, veo a mis vecinos comprando con exageración, eso nos indica que las personas no tienen un equilibrio emocional, sino que están ansiosas, preocupadas por el futuro, y procuran llenar sus despensas con compras innecesarias. Se ve que la gente ha aumentado de peso, debido a este encierro obligatorio. 

Pero ¿Qué hace usted?  ¿Cómo se comporta en estos tiempos de incertidumbre de parte de las autoridades gubernamentales y profesionales de la salud? ¿esta confiado en Dios y en su Palabra? ¿esta seguro que Dios nos dará la salida en su hora y en su tiempo? En la siguiente fase usted encontrará versículos específicos que le ayudaran a tener fe, y confianza en el Dios vivo y verdadero, para afrontar este tiempo y muchos mas que vendrán:

VERDADES Y PROMESAS PARA CREER Y APROPIARSE: Mientras va teniendo esa comunión con Dios en la lectura de su Palabra, ponga un título o pensamiento clave para recordar mejor las promesas de Dios y que le ayudara ser agradecido, esperar y honrar a Dios creyéndole:
  • II Corintios 1:21-23 
  • Filipenses 2:13
  • Filipenses 4:13
  • Filipenses 4:19
  • II Timoteo 1:7; I Cor. 2:12 
  • Mateo 22:28-30 
  • Juan 7:37-39; Lucas 11:9-13 
  • Juan 16:24-27; I Juan 5:14,15 
  • I Juan 4:4; 3:8; 5:8
  • II Corintios 2:14; I Cor. 15:57; Romanos 8:37 
  • II Corintios 9:8-15 
  • Santiago. 1:5 
  • Lamentaciones 3:21-23; Hebreos 4:13-16 
  • Hebreos 13:5; Salmo 23:4 
  • I Pedro 5:7; Fil. 4:6,7 
  • Salmo 32:8; Romanos 8:14 
  • Mateo 6:33 
  • I Corintios 10:13; Santiago. 1:2-4 
  • II Corintios 4:16-18; Romanos 8:16-18 
  • II Corintios 3:18 
  • Filipenses 1:6; Judas 24 
  • I Juan 1:9; Is. 1:18; 43:25; 44:22 
1. ¿Qué dicen las Escrituras? Lea cuidadosamente Mateo 6:19-36 
  •  ¿Por cuáles cosas están ansiosas o preocupadas muchas personas?
  •  ¿Por qué es estupidez preocuparse, además de ser una desobediencia a Cristo?
  •  ¿Cuál es la raíz principal de la ansiedad?
  •  ¿Cuál es el antídoto principal?    
2. Ahora, lee Filipenses 4:6-8 y diseñe un plan para salir de sus preocupaciones cuando las tenga. Lee I Pedro 5:7-9 y explica por qué es peligroso desobedecer al Señor con preocupaciones.

3. El seguimiento necesario: aprender a pensar bíblicamente.  Lee el Salmo 37 y apunta todo lo que observas acerca de lo que David aprendió de sus preocupaciones en cuanto a las "injusticias de la vida". ¿Cómo te pueden ayudar estos pensamientos en tus preocupaciones?

21 febrero 2020

Dones espirituales

Texto: Romanos 12:8; 1 Corintios 12:28   

La Biblia da listas de dones espirituales además de los nueve dones principales, que ya he mencionado arriba. Por ejemplo, en la carta del apóstol Pablo a los romanos nos entrega una lista adicional. Romanos 12:6-8 comienza diciendo: de manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úselo conforme a la medida de la fe. Veamos los dones en lista del versículo de romanos 12: 7 y 8 que son:
1). Don de servicio
2). Don de enseñanza
3). Don de exhortar
4). Don de repartir
5). Don de presidir
6). Don de misericordia

1). Don de servicio:
A mi ver, no debe limitarse a los cuidados materiales y financieros de una congregación, pues la voz se aplica a muy variados ministerios en el texto del Nuevo Testamento. Sin duda abarca el servicio material, pero puede incluir también los más elevados ejercicios del ministerio. (Romanos 12:7; Hechos 6:1; 16:1-2, 2 Corintios 8:4; 9:12; Romanos 15:25-27).

2). Don de enseñanza:
El que enseña dará el tiempo necesario para profundizar en la Palabra, siendo capaz de una exégesis exacta y de una clara definición de doctrinas. Una cadena de maestros a través de los siglos es el único medio para conservar la fe en medio de los cambios de ambiente y de pensamiento que produce constantemente la sociedad humana, y aun dentro la llamada sociedad cristiana. 2 Timoteo 2:2,15.

3). Don de exhortar:
El que exhorta es llamado a aplicar los principios de la Palabra a las necesidades de los creyentes en las circunstancias de su día. No se trata de aplicar el palo limpio a las espaldas de los oyentes, sino de una comprensión de las profundas necesidades espirituales que en efecto existen y que han de remediarse, no por ideas carnales, sino por la medicina y el alimento de la Palabra revelada. El ejercicio del don requiere simpatía, firmeza, corazón y claridad de expresión.

4). Don de repartir:
La iglesia local tiene responsabilidades de orden material frente a casos de pobreza y necesidad, de modo que el repartir constituye un carisma tanto como lo demás. Si el hermano que es ayudado percibe un espíritu mezquino, o una actitud condescendiente, se sentirá lastimado. Por eso la condición esencial para el ejercicio de este don es la sencillez o la liberalidad en dar con generosidad. (1 Corintios 13:3; Romanos 12:8; 2 Corintios 8:5; 2 Co. 9:6-7).

5). Don de presidir:
Cualquiera que tenga carisma de guiar. El ejercicio de autoridad de presidencia en la iglesia local requiere una dosis especialmente fuerte gracia y de humanidad, pues al yo carnal le gusta destacarse y mandar. Aquí se trata de un verdadero don del Espíritu. Que debe ser reconocido, sino hay diligente preocupación por la grey y por el adelanto de la obra del Señor no existe señal manifiesta de que el Espíritu Santo haya puesto a tal persona como sobreveedor de la grey. (Hechos 20:28) base obligada para toda ordenanza y reconocimiento.  

6). Don de misericordia:
Este don es un poco diferente a los anteriores en un detalle importante: mientras aquellos tienen que ver con el cuidado de las necesidades de otros mediante la aplicación en su caso de dinero o cosas concretas que las cubren, como alimentos, ropa, medicamentos, un techo para cobijarse. Ejercer misericordia es ponerse uno mismo a lado o en lugar del otro, sufrir lo que sufre, o sea, darse a él. Implica un alto nivel de riesgo personal casi siempre, por que compromete no solo lo que cada uno de nosotros tenemos, sino lo que somos. Es el don del que cuida enfermos u rescata marginados, de quien está dispuesto a pasar largas horas con ellos, aun con riesgo de su propia vida.

Todos los creyentes hemos de ejercitarnos en el amor y las buenas obras, ayudando al necesitado siempre que haya oportunidad para ello, pero el don de la misericordia implica darse por entero a las personas que sufren, en la compasión de Cristo. Y recordemos que, en fondo, el ejercer de dicho don requiere que tratemos a las personas tal como Dios nos trató a nosotros en su misericordia, no porque lo merecíamos, sino porque estábamos necesitados y en su amor y compasión nos buscó y nos salvó por su sola gracia. (Mateo 5:7; Ro. 12:8).

Toda habilidad, talento, destreza y dones personales se deben a la gracia y bondad de Dios, su providencia en nuestra persona y Su fidelidad en nuestro legado y experiencia.
Que el Señor te prospere y te use impulsándote a ejercer los Dones del Espíritu Santo para su obra.

20 febrero 2020

Como cultivar nuestra fe en Dios

1. Pase tiempo significativo leyendo la Palabra: Léela, escúchala, memorízala, medita sobre ella. «Deseen con ansias la leche pura de la Palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación» 1 Pedro 2:2

2. Lea relatos de intervención divina. Los testimonios de oraciones respondidas, tanto de la Biblia como de la actualidad, trasladan las promesas de ayuda divina al terreno de lo práctico. Lo que Él ha hecho por otras personas, lo puede hacer por ti.

3. Ponga a prueba las promesas de Dios. A medida que estudies la Palabra, ve elaborando una lista de versículos que contengan promesas divinas para diversas situaciones. Cuando ores, exígele a Dios que cumpla lo prometido.

4. No pierda el optimismo. Considera las situaciones difíciles, los obstáculos y los desafíos como oportunidades de expandir tu fe.

5. Presente sus problemas e inquietudes a Dios en oración. Él dice: «Clama a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» Jeremías 33:3. Conforme aprendas a trabajar más estrechamente con Dios para obtener de Él soluciones y respuestas, adquirirás más conciencia de Su amor y auxilio omnipresentes.

6. Acepte los cambios. Los grandes cambios de circunstancias a veces nos incomodan y desestabilizan. Al mismo tiempo, esas alteraciones son el caldo de cultivo de la fe, toda vez que nos obligan a tomar determinaciones. ¿Dejaremos el desenlace en manos de Dios? Cada vez que depositamos nuestra confianza en Dios y Él cumple lo prometido, nos resulta más fácil confiar en que Él nos ayudará a salvar el siguiente escollo.

 7. Ore, no solo con la esperanza de que todo se arregle de la mejor manera, sino dando por hecho que así será. Cuando das gracias a Dios por responder a tus oraciones aun antes de que se materialicen las respuestas, la necesidad pasa a un segundo plano, y todo el énfasis se pone en la capacidad de Dios para satisfacerla.

8. Lleve un diario en el que detalles por qué cosas oró y en qué fecha. Luego ve marcando las peticiones que Dios responda. De vez en cuando repasa los resultados.

9. Lleve un registro de promesas invocadas y cumplidas. Anota qué promesas invocaste en determinada situación y repasa la lista cuando te haga falta una inyección de fe para superar el siguiente obstáculo.

10. Toma decisiones basadas en la Palabra. Cuanto más aprendas a proceder según los principios y promesas de la Biblia, más experimentarás Su poder, lo que a su vez te dará más fe para cuando le presentes otras necesidades en oración.

11. Da testimonio del poder de Dios. Contando cómo él te ha ayudado fortalecerás tu fe y la de todos los que te oigan.

Diario de Oración
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