21 febrero 2020

Dones espirituales

Texto: Romanos 12:8; 1 Corintios 12:28   

La Biblia da listas de dones espirituales además de los nueve dones principales, que ya he mencionado arriba. Por ejemplo, en la carta del apóstol Pablo a los romanos nos entrega una lista adicional. Romanos 12:6-8 comienza diciendo: de manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úselo conforme a la medida de la fe. Veamos los dones en lista del versículo de romanos 12: 7 y 8 que son:
1). Don de servicio
2). Don de enseñanza
3). Don de exhortar
4). Don de repartir
5). Don de presidir
6). Don de misericordia

1). Don de servicio:
A mi ver, no debe limitarse a los cuidados materiales y financieros de una congregación, pues la voz se aplica a muy variados ministerios en el texto del Nuevo Testamento. Sin duda abarca el servicio material, pero puede incluir también los más elevados ejercicios del ministerio. (Romanos 12:7; Hechos 6:1; 16:1-2, 2 Corintios 8:4; 9:12; Romanos 15:25-27).

2). Don de enseñanza:
El que enseña dará el tiempo necesario para profundizar en la Palabra, siendo capaz de una exégesis exacta y de una clara definición de doctrinas. Una cadena de maestros a través de los siglos es el único medio para conservar la fe en medio de los cambios de ambiente y de pensamiento que produce constantemente la sociedad humana, y aun dentro la llamada sociedad cristiana. 2 Timoteo 2:2,15.

3). Don de exhortar:
El que exhorta es llamado a aplicar los principios de la Palabra a las necesidades de los creyentes en las circunstancias de su día. No se trata de aplicar el palo limpio a las espaldas de los oyentes, sino de una comprensión de las profundas necesidades espirituales que en efecto existen y que han de remediarse, no por ideas carnales, sino por la medicina y el alimento de la Palabra revelada. El ejercicio del don requiere simpatía, firmeza, corazón y claridad de expresión.

4). Don de repartir:
La iglesia local tiene responsabilidades de orden material frente a casos de pobreza y necesidad, de modo que el repartir constituye un carisma tanto como lo demás. Si el hermano que es ayudado percibe un espíritu mezquino, o una actitud condescendiente, se sentirá lastimado. Por eso la condición esencial para el ejercicio de este don es la sencillez o la liberalidad en dar con generosidad. (1 Corintios 13:3; Romanos 12:8; 2 Corintios 8:5; 2 Co. 9:6-7).

5). Don de presidir:
Cualquiera que tenga carisma de guiar. El ejercicio de autoridad de presidencia en la iglesia local requiere una dosis especialmente fuerte gracia y de humanidad, pues al yo carnal le gusta destacarse y mandar. Aquí se trata de un verdadero don del Espíritu. Que debe ser reconocido, sino hay diligente preocupación por la grey y por el adelanto de la obra del Señor no existe señal manifiesta de que el Espíritu Santo haya puesto a tal persona como sobreveedor de la grey. (Hechos 20:28) base obligada para toda ordenanza y reconocimiento.  

6). Don de misericordia:
Este don es un poco diferente a los anteriores en un detalle importante: mientras aquellos tienen que ver con el cuidado de las necesidades de otros mediante la aplicación en su caso de dinero o cosas concretas que las cubren, como alimentos, ropa, medicamentos, un techo para cobijarse. Ejercer misericordia es ponerse uno mismo a lado o en lugar del otro, sufrir lo que sufre, o sea, darse a él. Implica un alto nivel de riesgo personal casi siempre, por que compromete no solo lo que cada uno de nosotros tenemos, sino lo que somos. Es el don del que cuida enfermos u rescata marginados, de quien está dispuesto a pasar largas horas con ellos, aun con riesgo de su propia vida.

Todos los creyentes hemos de ejercitarnos en el amor y las buenas obras, ayudando al necesitado siempre que haya oportunidad para ello, pero el don de la misericordia implica darse por entero a las personas que sufren, en la compasión de Cristo. Y recordemos que, en fondo, el ejercer de dicho don requiere que tratemos a las personas tal como Dios nos trató a nosotros en su misericordia, no porque lo merecíamos, sino porque estábamos necesitados y en su amor y compasión nos buscó y nos salvó por su sola gracia. (Mateo 5:7; Ro. 12:8).

Toda habilidad, talento, destreza y dones personales se deben a la gracia y bondad de Dios, su providencia en nuestra persona y Su fidelidad en nuestro legado y experiencia.
Que el Señor te prospere y te use impulsándote a ejercer los Dones del Espíritu Santo para su obra.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario