No hay nadie que diga no tengo temor de nada, porque somos humanos y por ende somos vulnerables en alguna áreas de nuestra vida, ya sea interna o externa. De niña tenía miedo a quedarme sola en casa y cuando no estaba mi mamá a mi lado, lloraba, aunque luego tenía que sobreponerme a mis miedos, porque normalmente y casi siempre mi hermana (menor con 3 años de diferencia), ella quedaba conmigo, confiaba en mi como hermana mayor, y sabía que de alguna manera yo iba a solucionar los problemas suscitados en ausencia de nuestra madre. Aunque a decir verdad ella era fuerte, valerosa, corajuda para pelear, y enfrentarse con otros niños de su edad, pero confiaba en mi por mi carácter firme y sereno.
Cuando fui creciendo, mi madre ves tras vez depositó responsabilidades mayores sobre mi vida, como hermana mayor tenía que proteger a mi hermana menor, tenía que cuidarla de los posibles peligros y me daba instrucciones directas para huir de algún malhechor que quisiera hacernos daño, me indicaba el camino a transitar, por donde caminar al regreso a la casa. Me indicaba que debía hacer en situaciones como esta: "una invitación de un hombre malicioso a subir a su movilidad de transporte", que palabras debía contestar en dicha situación. En otras palabras según ella, yo estaba preparada para lidiar con esas situaciones adversas, pero ella no sabía que todo aquello que me decía eran solo unas piedras mas de carga de miedo y de temor a que suceda todo aquello.
Tenía miedo, mucho miedo pero también me llenaba de valor porque tenía que hacerlo, si o si, debía llenar mi corazón de niña pequeña de 5 años apenas, y salir de mi casa hacia una guardería donde nos esperaban las niñeras para cuidar de nosotros por todo el día. Al salir a las 6:00 P.M. otra ves volvían a mi los temores y la gran responsabilidad, pero Dios estaba con nosotros, como esta con todos los que le aman. Aunque no sabía todavía de ese gran Dios maravilloso. Pero El estaba ahí para ser nuestro amparo y fortaleza. Salmos 46:1 "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en la tribulación". Sin embargo el príncipe de este mundo (Juan 12:31) esta siempre atento para matar y destruir, y esta como león rugiente buscando a quien devorar.
Un día menos pensado sucedió lo que más temía, cuando estábamos caminando de vuelta a casa, mas bien que era en un lugar transitado, se paró frente a nosotros una motocicleta y el hombre que manejaba nos preguntó, si quería que él nos llevara a nuestra casa, le dije rápidamente "No", con un "No" rotundo y severo. Luego corrimos y corrimos tomadas de la mano, con mi hermanita. Gracias doy a Dios que nos protegió del malhechor y el, no fue tras de nosotros para hacernos daño. Dios, fue el que nos cuidó en aquel día y sentí su presencia a mi lado, dándome animo para gritar "No" y para correr huyendo y protegiendo nuestras vidas. Dios fue fiel. El tiene poder para proteger a sus hijos, enviando ángeles para que estén a nuestro lado, haciendo notar que si, tenemos compañía. Dios esta presente en cada lugar donde nosotros vamos, cuidándonos y protegiéndonos de malhechores como este de la historia.
Esta historia es real. A través de ella quiero ayudar a muchas madres y padres a ser cuidadosos, y siempre recalquen los posibles peligros a sus hijos, recuerden que enseñándoles directamente lo que ellos pueden hacer, en situaciones de peligro podemos prevenir gran parte que ellos pasen por situaciones funestas que después se puedan arrepentir. Hay madres que para evitar el sufrimiento de los hijos, no dejan que miren cosas malas, como noticias de violaciones en televisión, o no les cuentan sucesos o episodios malos a sus ojos, pero eso no previene el peligro que puedan estar viviendo nuestros hijos.
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