El lenguaje
de la transformación humana es de uso popular, especialmente por los
políticos de turno, usado con mucha frecuencia por los
religiosos y líderes que trabajan con la iglesia. La idea de este documento es hacer un
acercamiento al significado de la transformación humana en la perspectiva
bíblica, haciendo a la vez la diferencia sustancial de la salvación del
alma en el plano de la dimensión espiritual. Entonces este es un intento de reflexión
teológica.
La llamada salvación del alma en
la dimensión espiritual, debe llevar como consecuencia la
transformación humana, entendiéndose ésta como un proceso y estado de pleno de cambios del ser humano tanto en su dimensión humana como espiritual.
Se llama transformación al desarrollo del ser humano que brinda oportunidad y accesibilidad a
la calidad de educación en todos los aspectos de la vida, llámese proveer seguridad alimentaría dentro de
las estándares de la salud hasta incrementar el ingresos que genere
cierta rentabilidad. La meta de este enfoque es proveer bienestar y realización
humana, pero este enfoque es incompleto y parcial, porque olvida o considera
que no es necesario la parte espiritual; sin embargo está demostrado reiteradas
veces que menospreciar o tomar por poco la dimensión espiritual es un
desarrollo de enfoque humanista y de hecho incompleta, y lógicamente no
producirá la transformación humana, sino un desarrollísmo sin alma.
Cuando una persona se convierte a Cristo y a
todo el evangelio del Reino de Dios, ésta es una puerta abierta hacia un
proceso de transformación humana completa e integral, si esto es acompañado
y/o completado con una educación y desarrollo humano holístico y desde la
perspectiva bíblica.
La transformación humana desde la perspectiva bíblica, no es una mera pertenencia religiosa, ni es una
afiliación denominacional evangélica, que lleva a llamarse un mero cristiano
dando señales de una vida de doble moral y egocéntrica. La transformación
humana tiene demandas y exigencias absolutas, la cual inicia con una
crucifixión del viejo “Yo”, eso quiere decir abandonar todo egoísmo, toda
práctica o hábitos cultural que no honra al Dios verdadero ni edifican a sí
mismo ni a su prójimo ni a su entorno en donde vive.
La persona que experimenta la salvación del alma en su dimensión espiritual durante
su fase inicial puede decir y narrar una experiencia única y maravillosa e
incluso puede estar acompañado de cambios físicos-sociológicos.
Fuente: Doc. Lic. Marcelino Serrudo Martínez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario