Ha llegado un nuevo año, lleno de esperanzas y
grandes sueños.. Lo paradójico es que cada año nos llenamos con cientos de actividades y quehaceres que en
muchos casos hemos terminan siendo cautivos de las mismas con muy poca satisfacción.
Por eso te invito a que juntos hagamos una breve reflexión, autocrítica,
sincera y constructiva del año que fenece y del nuevo que inicia:
Reconocemos
que a largo del año que fenece, hemos fallado en algún grado en no hacer mejor
las cosas, en no cumplir a cabalidad promesas contraídas con uno mismo, con nuestros
semejantes y con Dios. Pero que bueno es saber que aun Dios nos ofrece una
nueva oportunidad para forjar una vida con propósito de acuerdo a la voluntad
de Dios en este mundo.
Este años también hemos tenido buenos logros y buenas dádivas divinas como es la salud, familia, vivienda, trabajo, amigos, etc., que en muchos casos fueron más allá de nuestras esfuerzos y capacidades humanas. En esta jornada también hemos tenido momentos de pruebas difíciles que han puesto de manifiesto nuestra fragilidad humana y la necesidad de la dependencia absoluta de Dios.
Ahora frente un nuevo año la pregunta es ¿y ahora qué? Bueno, Dios en su gracia ha puesto en nuestras manos un nuevo año intacta, para forjar sueños y metas aun no alcanzados. Estas además de ser realizables deben ser desafiantes y que nos exijan todo de nosotros. Ahora con la experiencia tenemos que encarar no confiado en nuestra capacidad ni talento humano sino confiando en la gracia y poder de Dios en quien tiene todo lo que necesitamos.
A tiempo de desearte lo mejor en este nuevo
año, en esta nueva jornada, hacia la tierra que fluye leche y miel, hacia la
coronación de tus esfuerzos, hacia la misma presencia de Dios en el ahora y
aquí. Te invito a que las siguientes verdades bíblicas sean luces, guías y
principios de tu estilo de vida: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican;
si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os
levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de
dolores...”. (Sal. 127:1-2). Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio
del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Fil. 3:13-14) “... No con ejército, ni con fuerza, sino con
mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zac. 4:6). “Nunca se apartará de tu boca este libro de la
ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien. 9Mira que te mando que te esfuerces y
seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en
dondequiera que vayas”. (Jos. 1:8,9)
Fuente: Doc. virtual Lic. Marcelino Serrudo M. (1958-2009,
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