Preguntas como ¿cuándo vas a casarte?, ¿por qué ya casi no escribes?, ¿subiste de peso?, no son buenas iniciadoras de tener una conversación con tus hijos. Te explicamos por qué.
Tu hijo adulto ya lleva una vida propia. Puede desaparecerse por días o semanas, puede arreglarse o desarreglarse como le viene en gana. Por eso, cuando por fin puedes verlo y preguntarle sobre su vida, no debes elegir estas 6 preguntas:
¿Subiste de peso? Hermosa forma de recibir a cualquier persona, sea tu hijo o no. Después encontrarás en su Facebook “5 minutos en casa y mi madre me pregunta ‘¿subiste de peso?’ ”.
Mejor dile: Qué bueno que visitas. Te extrañé.
¿Qué tienes en la cara? Un granito en la cara no vale una frase tan agresiva. Lo que provocarás es que te ponga cara de “ahí vas a criticar mi apariencia otra vez”.
Mejor dile: Nada. A menos que tu hijo aparezca con moretones o alguna cortada. Ahí si tienes todo derecho a preguntar, pero suavemente y, si no quiere responder, no lo(la) presiones.
¿Por qué ya casi no llamas o escribes? Para padres e hijos es muy diferente la concepción de “casi no llamar”. Además, hay veces que simplemente está muy ocupado.
Mejor dile: No le hables para quejarte. Sólo mándale un pequeño mensaje de saludo.
Es lo mejor; él(ella) era un(a) desgraciado(a). Si tu hijo terminó una relación, no hables muy despectivamente de su pareja. Sí, cuando alguien daña a nuestros hijos, los padres salimos en su recate. Pero ¿qué pasaría si regresan juntos? Tu hijo se va a acordar de cada mala palabra que dijiste.
Mejor dile: frases positivas. Hazle saber que estás para apoyarlo.
¿Cómo puedes vivir así? Cuando visitas el departamento de tu hijo y lo primero que encuentras es una pila de platos sucios de toda la semana, no aludas a que nacerán cucarachas. Sus estándares de higiene no son iguales a los tuyos. Tampoco le laves los platos. Ya lo hará en su momento y debe enseñarse a ello.
Mejor dile: ¿Comemos fuera?
¿Qué esperas que haga? En verdad, es tu hijo, y tu hijo espera que lo arregles, sea un trabajo rechazado, una relación terminada, una pelea con un amigo o un piquete de abeja. Aunque sea un adulto, seguirá con berrinches de niños. Sí, puede ser desesperante, y más cuando no siguió tu consejo desde un inicio.
Mejor dile: ¿Qué puedo hacer para ayudar? Recuerda que ser padre es un compromiso para toda la vida, y eso incluye tener conversaciones continuas. Así que aquí tienes una oportunidad más para tener una plática con él(ella) para aconsejarlo(a).
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