INTRODUCCIÓN:
La carrera que ejecuta un atleta griego (lo hacían
con muy poca ropa, se untaban aceite en todo su cuerpo para evitar que otro
atleta los agarre y los haga caer) significaba que debían despojarse de toda
cosa que les podía estorbar para poder ganar la carrera. Corrían poniendo todo
esfuerzo de su parte, porque se preparaban muy bien antes de la carrera. Bueno,
lo que aprendemos de esto es que no podemos confiarnos, de que todo va a salir
bien a lo largo de la vida, y que para realizar una carrera debemos prepararnos
mucho.
En la vida cristiana desde que aceptamos a Cristo como
nuestro salvador personal, comenzamos la carrera a la cual se refería el Apóstol
Pablo, muy positivamente, que había peleado la batalla, y había guardado la fe,
por lo cual el Señor le tenia preparada la corona de la vida eterna.
¿Qué debemos tener en nuestra vida para correr la
carrera en la vida cristiana y ganar la competición más grande aquí este mundo?
I. Disciplina: Es lo que lleva al éxito de
un atleta, así también nosotros debemos tener disciplina para leer la Biblia, y
orar. La disciplina nos ayuda a fortalecer nuestros músculos espirituales, la
oración es una herramienta de defensa para contrarrestar las acechanzas del
diablo.
1.
Disciplina
en la oración para llenarnos del poder del Espíritu Santo, para tomar buenas decisiones
en la vida personal, familiar y de liderazgo. Dios nos da pode a través de su Espíritu
y nos ayuda a ganar la batalla sobre las tentaciones que el enemigo nos ofrece,
“los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
provienen del Padre sino del mundo” 1 Juan 2:16
2.
Disciplina
en la lectura de la Biblia, para conocer la voluntad de Dios, cual es agradable
y perfecta. Romanos 12:2 “Entonces aprenderán a conocer
la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y
perfecta.”
3.
Disciplina para testificar: Esta disciplina proviene de la obediencia al mandato de Dios en
Mateo 28:19-20 “19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo. Amén.
II.
Mirar a Jesús como ejemplo
1.
Si
miramos a Jesús vamos a dejar a un lado los rencores, y sufrimiento que hemos
tenido, olvidamos lo que queda atrás y seguiremos la meta trazada, ¿Cuál es el
propósito que Dios te ha mostrado para que realices a qui en la tierra? ¿Llevar
comida a los encarcelados? ¿Ayudar a ls viudas, huérfanos, ¿necesitados? Recuerda
estas aquí en la tierra con un propósito y no es meramente el velar por tus
propias necesidades, está bien correcto, pero debes mirar más adelante hacia
¿Dónde Dios quiere que llegues? ¿Cuál es la meta que el desea para ti?
2.
Nos
extendemos hacia lo que esta delante, Llevar el evangelio a otras personas,
familiares, vecino, otros. Jesús nos dará la certeza de que El esta con
nosotros, es nuestro guía, nuestro pronto auxilia en tribulaciones. Salmo 46:1
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto
auxilio en las tribulaciones.”
3.
Si miras a Jesús, el mismo te
dará visión de lo que desea que hagas aquí en esta tierra, y cuando cumplamos
sus propósitos, el nos llevara a su presencia. 2 Timoteo 4:7 “He peleado la
buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”
III.
Despojarte de todo “peso” significa que:
1.
Debes
dejar de mirar a otros lo que hacen y como lo hacen, sino que miraras tus
errores y te propondrás mejorar, cambiar, ser transformada por el Espíritu
Santo.
2.
Despojarte
de todo “peso” significa perdonar, olvidar rencores, sufrimientos, situaciones
en la que hemos sufrido, llorado por nuestro orgullo quizás o por nuestros
errores cometidos, Déjale al Señor toda esa carga y continúa corriendo la
carrera de manera más liviana. Corremos la carrera en todo momento de nuestra
vida, y Dios sabe si ganamos o no. Cada momento de la vida cotidiana tiene su
examen, todo el tiempo estamos en una prueba de examen donde Dios es el único
que califica, no nosotros. Seamos juiciosas, todo el tiempo, cuidado con las
palabras que decimos, los gestos que hacemos, o las actitudes que tenemos a
mirar a otros cuando caen, no sea que nos envanezcamos y caigamos peor los demás.
Conclusión: Dios nos prepara para seguir adelante corriendo
la carrera, y al final de todo podamos decir como el Apóstol Pablo, “He peleado
la buena batalla, he guardado la fe, por lo demás me esta guardada la corona de
la vida.” Dios nos ayude a correr de tal manera que nos ganemos todas las
coronas.
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