Mi maestra de historias bíblicas era una señora viuda de mas de 50 años, su nombre Eudalina Rivero. Ella era profesora de Escuela Dominical en la iglesia, pero yo tuve la oportunidad de vivir en su casa, y cada noche nos reunía a todos los niños que vivían en su casa, sus sobrinos y mi hermana menor y yo estábamos en el grupo.
Me gustaba mucho leer la Biblia con ella, para mi, eran historias fascinantes, en esa etapa de mi vida era como 8 a 9 años de edad, aprendí la historia de David y Jonatan, David y Goliat, La Reina Ester, La Historia del nacimiento del Profeta Samuel y otras, que me ayudaron a tener en cuenta enseñanzas claves que desde aquella época guarde en mi corazón, y traté de practicar. en la niñez es mas fácil para nosotros escuchar y aprender, leer y guardar las enseñanzas mas, si son en base a historias de personas y culturas, que nos enseñan grandes verdades.
Hasta ahora recuerdo a mi maestra de historias bíblicas, fue una época muy especial en mi vida, doy gracias a Dios por la oportunidad de haber tenido una persona que se dedique a enseñarnos a leer a través de este libro tan importante y trascendente para nuestras vidas. A través de estas historias aprendí muchos valores los cuales debía practicar en su momento dado, y cosas que a Dios no le agrada porque no están de acuerdo con su propósito para nosotros en este mundo. Por eso digo hasta ahora que es muy importante enseñar a los niños la Palabra, enseñarle a través de estas historias de la Biblia los valores éticos y cristianos, para que sean hombres y mujeres de bien. La Palabra dice "Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de el" Proverbio 22:6. Gracias a Dios porque pude guardar estas enseñanzas y llegar a ser una mujer de bien para mi familia, iglesia y comunidad. Gracias a estos conocimientos, he sido protegida de cometer muchos errores, y he podido guardar mi vida, para ser de bendición a otros.
Padres, madres, nunca nieguen el tiempo de enseñar a los niños, sobre este libro, no se dejen llevar por otras metas y objetivos, recuerden siempre la prioridad principal después de Dios es nuestra familia. O sea nuestros hijos. Aproveche el poco de tiempo que tiene, y siéntese a leer la Palabra de Dios a su hijo, vera que cuando sea grande la satisfacción de haberle dedicado ese tiempo sera muy grata.
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