Muchas veces nos han dado con la puerta por la cara, cuando en el afán de dar al blanco y con tus comentarios haz deseado ayudar. Luego te preguntaste ¿en que fallé? o ¿Qué hice mal para que piensen que yo estoy incorrecta?.
Bueno eso me sucede a veces, y pienso que cuando nos sentimos que otros arremeten contra nosotros con insinuaciones o directamente acallando nuestra actitud de ayuda, nos sentimos muy tristes, hasta el punto de no saber que hacer, lloramos, nos molestamos en cierto modo con las personas a las cuales les hemos querido hacer un favor ayudándoles. Normalmente esa situación pasa en la iglesia, donde hay gente de todo tipo, nosotros no podemos conocer como actuarán en diferentes circunstancias hasta que no sucede alguna situación difícil y ahí nos damos cuenta como son realmente.
Lo importante es buscar la solución a ese problema, será que nos vamos a ensimismar, a encerrar, o a llorar sin buscar una solución. ¿Será que vamos a ir a hablar con ellos diciendo nuestros puntos de vista enojados y empeorando mas el problema? Es difícil tener dominio propio en ese momento, pero podemos pedir la ayuda a Dios que es sabio y entendido, y nos comprenderá, nos ayudara a tener paciencia hasta encontrar el momento justo cuando podemos confrontar al hermano con sabiduría y amor.
Dios en su gracia, nos da la paz que necesitamos, quizá podemos llorar, pero en medio de esa tristeza por la incomprensión podemos decir, "Señor ayúdame, socórreme, no se como hacer, que decir pero tu si conoces este problema ayúdame a entenderlo y perdonar a mi ofensor".
Querido hermano que acostúmbrate a correr delante de Dios y pedirle que El te ayude, de otro modo, no tendrás paz, y el enemigo aprovechará esa situación para ponerte miles de cosas negativas en destruyendo tu relación con hermanos de la iglesia y por ende negando el poder de Dios para transformar esa situación difícil en una gran oportunidad de buscar la paz y la comunión entre los de la familia cristiana.
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