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La manera en que vives tu vida forma tu vida. La manera en
que defines tu vida determina tu destino, tu dinero, tus talentos y cómo
valoras tus relaciones.
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La gente expresa a menudo la perspectiva de sus vidas en la
forma de vestir, las joyas, los automóviles, los peinados, los adhesivos en los
parachoques e inclusos los tatuajes.
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La vida en la tierra es una prueba: Dios prueba una y otra
vez el carácter, la fe, la obediencia, el amor, la integridad y la lealtad de
las personas.
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El carácter se desarrolla y manifiesta por medio de las
pruebas; la vida en sí, toda es una prueba. Dios observa constantemente tu
reacción con la gente, los problemas, los éxitos, los conflictos, la
enfermedad, el desaliento e incluso el tiempo.
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No conocemos todas las pruebas que Dios no da, pero podemos
anticipar algunas por lo que nos dice su Palabra. Serás probado mediante
cambios drásticos, promesas retrasadas, pruebas difíciles, oraciones no
contestadas, críticas inmerecidas e incluso tragedias sin sentido.
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Cuando entiendes que la vida es una prueba, te das cuenta que
nada es insignificante para t. Aunque los percances más pequeños tienen
significado para el desarrollo de tu carácter. Cada día es importante y cada
segundo es una oportunidad para hacer crecer y profundizar tu carácter, para
demostrar amor y depender de Dios.
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La vida en la tierra es un fideicomiso: Nuestro tiempo en la
tierra, nuestro ímpetu, inteligencia, oportunidades, relaciones y recursos son
todos dones que Dios nos ha confiado para cuidad y administrar. Somos
mayordomos de todo lo que él nos da. La verdad es que no poseemos nada en
nuestra breve estadía en la tierra.
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A fin de tu vida en la tierra serás evaluado y recompensado
de acuerdo con la manera en que uses lo que Dios te confió. Esto significa todo
lo que hagas, hasta las tareas más simples tienen repercusión eterna.
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Mucha gente no logra darse cuenta de que el dinero es ambas
cosas, una prueba y un fideicomiso, de Dios. Dios usa las finanzas para
enseñarnos a confiar en él, y para mucha gente, el dinero es una prueba más
grande de todas. Dios observa cómo lo usamos para probar que tan confiable
somos. Jesús dijo: “A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y
al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más.”