27 septiembre 2017

¿Qué haces cuando te rechazan como líder?


Cuando recibo el rechazo a mi persona, liderazgo, o a algún servicio que estoy dando en mi profesión, me siento triste y apocada. Por supuesto, que a nadie le gusta ser rechazado. Los sentimientos nos abruman pensando lo peor de nosotros, y si somos melancólicos, tendemos a ponernos depresivos, si somos coléricos tendemos a molestarnos fuertemente con aquellas personas que nos han demostrado un directo rechazo.

Siendo objetiva y observando la vida de los líderes en los tiempos bíblicos, veo que todos han sobrevivido a un rechazo a sus liderazgo, y me pregunto ¿debido a que viene ese rechazo? Y pienso que pueden haber varias razones, una de ellas es que son pruebas de parte del Señor, como nuestro líder máximo, quiere ver hasta donde llega nuestro deseo de cumplir su voluntad en el lugar donde nos ha enviado, El quiere que nos tomemos de su mano y le dejemos a él obrar por nosotros, desea que no actuemos con impulsos hacia acciones negativas, sino que tengamos paciencia pues el va a actuar a nuestro favor.

En estos días atrás, comencé a apoyar como líder y pastora de una iglesia, al inicio me sentí ilusionada por tener un lugar donde servir al Señor, por la oportunidad de ser de ayuda y ánimo para otros hermanos de la familia de Dios. Pero, en corto tiempo me di cuenta que mi presencia y mis enseñanzas no eran grata para algunas personas asistentes a esa iglesia, de hecho, el Señor pone en nosotros como líder la carga y la necesidad de predicar y/o enseñar sobre temas que son necesarios para las personas que están a su cargo, pero no siempre son bien recibidas tales enseñanzas. Por lo difícil que es para cada persona dejar sus antiguos hábitos, y determinar el cambio en sus vidas, en su modo de pensar, de expresarse, y en lugar de recibir con agrado cuando se les está mostrando sus fallas, se molestan y optan por no asistir a la iglesia, de esa manera dejan a un lado las cosas del Señor y el enemigo de nuestras almas, va ganando terreno en el corazón de ellos. 

Bueno, mi tarea como líder, no es enseñar cosas que a ellos les caerá bien, ni enseñar con suavidad, sin tocar los temas con profundidad, sin llevar a los oyentes hacia una reflexión sincera. No es mi rol hacer el sana sana a sus vidas, sino que debo tener el coraje de dar lo que Dios pone en mi corazón para ayudar en mejorar la vida espiritual de los hermanos en la fe. Mi rol como maestra, es un privilegio con grandes responsabilidad, las de guiar, ayudar, exhortar, animar, y enseñar la Palabra de Dios al pueblo de Dios. De modo que no cambiaré, mi determinación por unos cuantos que me rechazan, sabiendo que Jesucristo mismo fue rechazado, sin embargo él no se rindió y cumplió su ministerio a cabalidad, llegando hasta lo sumo, a una muerte y muerte de Cruz por todos nosotros.

En verdad, espero le ayude a cada hermano, pastor esta reflexión especial. Dios le ayude a seguir luchando contra su yo, y a dejar lugar a Dios para tomar justicia por todo aquello que usted recibe de personas ingratas, y personas insensatas, que no quieren mejorar en sus vidas.

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