25 febrero 2017

Viviendo en integridad



Cuando una persona está separada para servir a Dios, él demanda integridad pero ¿Qué es integridad? es vivir una vida recta en lo moral y espiritual, coherente en sus palabras y maneras de actuar, sincera y transparente, sin nada que le manche su testimonio delante de Dios y de los hombres, en otras palabras es vivir en una vida de santidad. 

La normas de Dios se encuentran en los Diez mandamientos y esto es lo que incluye vivir en santidad, Éxodos 20:1-17 parafraseado "No tendrás dioses ajenos delante de mi, No te harás imagen ni ninguna semejanza, no tomar el nombre de Dios en vano, Acordarse del Día de reposo para santificarlo, Honrar a tu padre y a tu madre, no matar, no cometer adulterio, no robar, no hablar contra tu prójimo falso testimonio, no codiciar la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo ni cosa alguna de tu prójimo. A cambio de esto Dios promete bendecir y proteger a sus hijos, a los que le siguen y guardan sus mandamientos (Deuteronomio 28:1 - 14) .

Pero muchas veces no queremos aceptar estas demandas en nuestras vidas, no queremos dejar a un lado nuestros deseos carnales y nuestros anhelos ambiciosos y egoístas, aún sabiendo que esta actitud Dios la castigará, porque todo lo que dice en su Palabra el lo cumple, y nada de lo que ha dicho que hará será ignorado por Dios.
Lo que pretendo hacer a través de esta reflexión es concienciar su corazón, su mente, y su vida entera que nuestro compromiso con Dios no es un chiste, no es una cosa de hoy y mañana ya no continúo n su camino. No debe ser así, puesto que Dios es un Dios verdadero, justo y santo, tres veces SANTO, y no quiere que vivamos indecisos, o como una ola de mar que va y viene, el quiere que seamos firmes y constantes en nuestra promesa de fe, que le sirvamos hoy, mañana y siempre hasta el último día de nuestras vidas, con ese amor y esa entrega a cumplir su voluntad en nosotros. Si decimos que le amamos amémosle de todo corazón, con todo nuestro ser, y no seamos fluctuantes, porque el enemigo aprovecha esta actitud, y utiliza nuestras debilidades para hacernos caer. De alguna manera si le damos lugar siempre estará ganando la batalla y logrará hacernos retroceder de nuestra profesión de fe. Tengamos cuidado, no dejemos que Satanás gane esa batalla en nuestro interior, no dejemos que el pecado nos domine, que los deseos por obtener reconocimiento de otros, que el orgullo y egoísmo den lugar al enemigo numero 1 de nuestras almas.

Recuerde que Satanás no tiene tiempo y quiere nuestras almas, el no va a buscar a los que no creen en Dios porque sabe que le pertenecen, el nos busca a nosotros, a ti y a mi porque sabe que somos embajadores de Cristo aquí en la tierra, que enseñamos la Palabra de Dios a otros, que enseñamos el camino  verdadero, que instamos hacia el servicio a Dios. Y no, nos dejará en paz, no se descuide, no se duerma literal y espiritualmente hablando, debemos orar, ayunar, velar como dice su Palabra, para no caer en las garras del maligno. Recuerde solo tenemos una vida, y esta pasará, y todo lo que llevará son sus frutos de obediencia e integridad a nuestro Dios y Padre celestial. El no le pedirá cuales y cuantos fueron sus bienes, o cuan macho fue para encontrar varias mujeres, o cuanto de dinero obtuvo por engañar, o cuantos cargos eclesiásticos importantes usted ha tenido en su denominación. 

El juez justo esta anotando cada día cuantos frutos de bendición he hecho, a quienes ayudé cuando estaba aquí en la tierra, si fui un siervo fiel obedeciendo sus mandatos y ordenanzas, si mi vida ha sido de bendición para otros, si he mostrado el amor verdadero a otros. 

Piense cuantos le están siguiendo, y si lo que usted enseña va coherente a lo que usted practica, sepa que todos esos hombres y mujeres que quieren seguir a Dios de verdad, le están observando y seguirán sus pasos aun sin usted saberlo. Cuide su manera de actuar, vaya delante del Señor si tiene una debilidad, ore pidiendo fortaleza espiritual y que Jesucristo tenga la victoria en cada una de ellas, ame a Dios completamente, no solo de palabras, sino también con sus hechos.

Que Dios le ayude, a ser un cristiano victorioso, un líder digno de seguir sus pasos. 

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