30 octubre 2016

Ser fiel a su llamado

Ser fiel al llamado que Dios nos hace , implica dejar muchas cosas.  En el camino encontramos dificultades como nuestro carácter, que no nos deja lidiar con observaciones directas de nuestros superiores en la jerarquía eclesial, lidiamos con necesidades de medios económicos para proveer las necesidades básicas para nuestras familias, otras veces luchamos con no poder dejar comodidades, lujo o vida confortable para ir donde Dios nos envía.

Ser fiel al llamado de Dios significa un derramarse, un soltar todo lo que nos da comodidad y confort. Aún a veces decir no a diferentes oportunidades con las que pudiéramos lograr recursos lucrativos. ¡Oh!, no es fácil, decir si, o haber dicho "si" en algún momento de nuestras vidas, para seguir a Jesús.

Pero fiel es El, que no nos deja aplazar-nos o reprobar en las pruebas, y mas bien con estas necesidades nos da también la salida y la liberación.

Estaba pensando en estas situaciones en las que como siervos de Dios, luchamos con seguir fiel a nuestro llamado si hay murmuraciones por causa de la mala interpretación a nuestro trabajo, y a causa de esas murmuraciones muchas veces queremos colgar la toalla, dejar de trabajar como Pastor y ponernos a hacer cualquier otra cosa, pero la vocación siempre esta ahí, ese fuego por hacer lo que Dios nos manda no se apaga nunca, nos impulsa a seguir adelante y en lugar de colgar la toalla, la utilizamos para limpiar nuestras lágrimas y seguir adelante.

Eso fue lo que me pasó en estos días cuando se me dijo que me quede en mi casa cuidando a mis hijos y que no viaje mucho, que trabaje mas en el área local. Me sentí triste, y desconcertada, pero luego me sobrepuse, sabiendo que no soy yo como Erika, la que voy a otros lugares a apoyar en las enseñanzas de la Palabra de Dios, sino es Dios que me lleva y me sostiene con su diestra. Lo se porque cuando llego a algún lugar donde hay una iglesia que me espera, unos hermanos que están hambrientos de recibir la Palabra del Señor a través de las enseñanzas que imparto, se sienten gozosos, alegres y contentos de que se los tome en cuenta, de que se los visite y apoye. 

Doy la gloria a Dios por su sostenimiento desde antes que yo naciera, su preparación al lado de un buen líder como lo fue mi esposo, por la oportunidad de prepararme en un Seminario Bíblico, por la oportunidad de estudiar en una universidad la profesión de Nutricionista, todo eso es un conjunto de herramientas que me sirven de experiencia y soporte para hacer el trabajo encomendado. Gracias a mi Padre celestial, que me ha elegido desde la fundación del mundo para su servicio, y me entrego a El, sabiendo que tendré otra hermosa oportunidad de servirle en donde sea que el me envíe.