12 febrero 2016

En los zapatos del Pastor



La experiencia que me brindó esta oportunidad, fue conocer y vivir en carne propia los sinsabores y amarguras que vive un líder en calidad de Pastor de una iglesia. Pero también puedo notar que no hay mayor honra que ser un siervo de Dios. Un Pastor es una persona entregada a ayudar a otros, a levantar sus vidas, llevarlos al arrepentimiento y perdón de sus pecados, hacia el conocimiento de la voluntad de Dios y la entrega total al servicio suyo.


El encargo de pastorear nos abre puertas increíbles, para confrontar el pecado, administrar el trabajo en la Iglesia porque lleva a la iglesia hacia los propósitos de Dios. Noté que así como Moisés sufrió por el pueblo de Israel en varias ocasiones por la dureza de sus corazones, así también el pastor llora por su iglesia. Las personas que trabajan a nuestro lado, muchas veces no han tenido la oportunidad de tener un crecimiento sólido e integro en la vida cristiana y las mas veces vemos falencias en la forma de desarrollar sus roles en el liderazgo de la iglesia. Muchos han tomado con liviandad los cargos, tan solo para presumir que son líderes, pero no tienen ningún compromiso con el engrandecimiento del Reino de Dios aquí en la tierra.

Hay otros que piensan que la manera de ganar méritos delante de los ojos de Dios y de los hombres es haciendo obras. Sin embargo, a la luz de la Palabra aprendemos que lo más importante es la actitud de obediencia que demuestra un hombre o mujer que sirve al Señor. La obediencia es mejor que los sacrificios, 1 Samuel 15:22 "Es mejor obedecer a Dios antes que los sacrificios, mejor es prestar atención que ofrecerle la grasa de los carneros...", Ser humildes y aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas, es lo que honra a nuestro Dios, y glorifica su nombre. Dios es el único que se merece toda nuestra honra y nuestra gloria.

Como pastores, muchas veces nos dejamos llevar por nuestras emociones, cuando menos pensamos ya tenemos en la cabeza el deseo de salir de la iglesia y huir de nuestra responsabilidad. A veces estas emociones son tan fuertes, pero Dios nos hace sentir su presencia apoyándonos (aunque todos los demás estén en nuestra contra), si nuestra posición para realizar el orden y el cambio es para beneficio de los creyentes en Cristo Jesús.

Dios es nuestro amparo, nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio y cuanto más dependemos de Él, nos lleva hacia lugares de reposo y descanso, Salmos 23. En resumen los sentimientos de un líder como ser el pastor de una iglesia, son momentáneos e inestables, pero Dios es fiel para ayudarnos en las determinaciones que tomamos para servirle. Hermano, hermana, líder que está desanimado, no dependa de sus emociones para desistir, sino con más ahínco y entrega, realice con gozo el don que Dios le dio. El puso en sus manos una enorme responsabilidad, él dice que no nos dejará solos, sino que siempre estará a nuestro lado. Josué 1:8. Estará con usted donde quiera que usted vaya. ¡Gloria sea a Dios!, ¡Bendito sea su nombre!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario