20 febrero 2014

Ocupándonos de nuestra salvación con temor y temblor

Texto bíblico: Filipenses 2:12-13; Heb. 12:12-14
Como cristianos debemos examinar nuestras vidas y reconocer que siempre necesitamos mejorar nuestras vidas espirituales, a veces hay hábitos negativos, actitudes, pensamientos que se convierten en acciones que no alaban a Dios, no le dan la gloria, y cada ves mas nos sumergen en una vida espiritual en peligro. 
Aquí un contraste entre el cristiano que tiene una vida espiritual vigorosa y el que tiene una vida espiritual en peligro:
1. El cristiano que tiene una vida espiritual vigorosa:
  • Practica una vida de oración intercesora activa en su vida diaria
  • Estudia la Biblia con regularidad y se esfuerza para aplicarla en su vida.
  • Se congrega en la iglesia con regularidad, es fiel aun en momentos difíciles.
  • Participa con testimonios y colabora en la iglesia de manera activa. 
  • Tiene carga por la salvación de otros/as y pone en manifiesto en su vida
  • Visita y anima al hermano/a desanimado/a con regularidad.
  • Es fiel con sus diezmos y ofrendas no se acompleja por la cantidad.
  • Vive en paz con todos, no esta envuelto en pleitos y en mal testimonio.
  • Se esfuerza por renunciar los placeres de este mundo: sexo, dinero, TV, moda, etc.
Como resultado vive una: Vida positiva, triunfante, modelo influenciando, practica la santidad dinámica, vive en prosperidad integral.

2. El cristiano que vive una vida espiritual en peligro:
  • Se congrega con irregularidad en la igelsia y abandona con facilidad aun por pequeñas dificultades.
  • En la iglesia no participa en temas espirituales es pasivo e indiferente.
  • Lee la Biblia de vez en cuando y no se esfuerza por aplicarla
  • Lleva una vida de oración muy pobre, no se interesa ni se esfuerza, muchas veces se olvida de orar.
  • No tiene carga evangelistica, no le interesa, no quiere ni se esfuerza por ganar a otros
  • Visita para una vida social, comer, jugar y no para animales a espiritualmente
  • Cuestiona la practica de diezmos y ofrendas, no quiere no se esfuerza por dar.
  • Tiene dificultades de llevar una vida sin peleas y contiendas sea en casa, en el trabajo o en deportes.
  • Se deja dominar por los placeres de este mundo y comete actos en contra de la voluntad de Dios.
Por la tonto su vida espiritual es mediocre, carnal, desordenada, fría. 

Fuente Bibliográfica: Documentos del  Pr.Marcelino Serrudo Martínez

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