24 febrero 2014

Bases para una buena nutrición y salud

¿Cuan importante es la salud para una mujer? En realidad, afecta toda su vida. Si tiene energía y está sana, podrá llenar su día de actividades y mantenerse productiva.

Verdaderamente necesitamos buena salud para tener la capacidad de realizar todo lo que Dios desea de nosotras como esposas, madres y siervas. La buena salud no es casualidad, ni la mala salud es sólo “mala suerte”. Es cierto que podemos heredar la tendencia a sufrir una enfermedad, pero nuestros hábitos y nuestra perspectiva de la vida son aún más importantes

*     Como aumentar nuestra energía: Hay una serie de características en común que favorecen la salud, y estos tienen que ver con hábitos saludables como ser:

  1. Tener horarios regulares para las comidas y el sueño
  2. Seguir una buena alimentación
  3. Practicar ejercicio, entre moderado e intenso, dos a tres veces por semana.
  4. Dormir adecuadamente (siete u ocho horas por noche)
  5. Mantener un peso equilibrado.
  6. Disponer de tiempo para diversión y descanso.

¿Por qué nuestros hábitos no son saludables? Un factor importante es la falta de disciplina. Muchas de nosotras fuimos demasiado consentidas desde niñas y nos acostumbramos a satisfacer todos nuestros “antojos”. Por eso comemos cada vez que sentimos hambre, vemos la televisión hasta altas horas de la noche, dormimos cada vez que sentimos sueño. No mantenemos un orden en nuestro quehacer diario. Pensamos “después de todo es mi vida y hago lo que quiero con ella”.

Sin embargo, en 1 Co. 6:19-20 se nos dice lo siguiente: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.

En consecuencia no soy realmente “mía”.  Pertenezco a Cristo Jesús, quien perdonó mis pecados y me dio su Espíritu Santo. Dios vive en mi cuerpo y, por ello, no puedo hacer todo lo que se me venga en gana sin orden ni medida. No obstante, algunas mujeres siguen adelante con sus “antojos” y sufren los resultados de sus  malas decisiones.

Entonces dado que mi cuerpo pertenece a Dios ¿Cómo lo he de cuidar? Si pensamos en nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo trataremos, entonces, de aumentar su energía. Para  ello, examinemos más a fondo los siete factores mencionados anteriormente:

Horarios regulares para comer y dormir
? Comer en horarios regulares (nunca entre comidas)
? Desayunar todas las mañanas, puesto que nos permite tener más energía durante el día.
? Acostarse y levantarse a un mismo horario todos los días. El cuerpo se acostumbra a una rutina y si uno se desvela muchas noches seguidas, no puede descansar bien.

  1. Buena alimentación.
“Es preferible  invertir en comida antes que en medicina”. Es importante comer alimentos variados especialmente mucha verdura y fruta. La mayoría de las personas comen solamente sus comidas favoritas. Sin embargo, el secreto de la buena nutrición está en la variedad a fin de obtener todas las vitaminas y los minerales que nuestro cuerpo necesita. Por ello debemos incluir diferentes tipos de alimentos en nuestra dieta: verdura, frutas, cereales, proteínas (carne, huevos, queso, legumbres), intentando incluir alimentos verdes como espinacas o brócoli, amarillos como zanahoria o naranja, y blancos como papas, pastas, harina o arroz.

Reducir la grasa, tanto vegetal como animal. Se ha comprobado que el exceso de grasa es dañino para el organismo. En general conviene preparar la comida con muy poca grasa. En proverbios 23:1-3 se recomienda lo siguiente: “Cuando te sientes a comer con un señor, considera bien lo que está delante de ti y pon cuchillo a tu garganta si tienes gran apetito. No codicies sus manjares delicados porque es pan engañoso”. Podríamos pensar en esto días que estos manjares son los postres finos, preparados con gran cantidad de crema, azúcar refinada, mantequilla o margarina,  y que traen poco provecho a nuestro organismo. Estos postres agradan al paladar pero… ¿nuestro estómago opina lo mismo?

Tenemos el ejemplo de unos jóvenes que cuidaron su alimentación. Leemos en Daniel 1:8,9:”Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse, y puso Dios en gracia a Daniel con el jefe de los eunucos…” Sabemos que Daniel vivió una larga vida y fue consejero de varios reyes de la antigüedad. ¿Cuánto habrá influido en esto el hecho de que cuidó su alimentación además de su relación con Dios? A fin de mejorar nuestra salud, los expertos nos recomiendan comer menos de estos tres elementos: sal, azúcar y grasas.

  1. El ejercicio
En general, se recomienda un mínimo de 30 minutos de ejercicio tres veces por semana. Se considera que un ejercicio es adecuado siempre que los latidos del corazón lleguen a las 130 pulsaciones por minuto y éstas se mantengan constantes durante 30 minutos. Este ejercicio, que puede consistir por ejemplo en correr, andar en bicicleta o nadar, estimula el sistema circulatorio, fortalece los músculos y proporciona una sensación de bienestar a todo el cuerpo.

Es sabido que la práctica de cualquier ejercicio:
*     Ayuda a controlar el apetito.
*     Añade energía y aumenta la capacidad de trabajo.
*     Fortifica el corazón
*     Mejora los sistemas respiratorio y circulatorio
*     Tranquiliza y relaja.

  1. El descanso

Muchas veces en nuestra vida hay tensiones y preocupaciones que nos impiden aprovechar bien las horas de descanso. Una se acuesta pero no llega a “conciliar” el sueño a causa de las dificultades o los disgustos vividos durante el día. El descanso debe comenzar en nuestro ser interior, es decir, logrando la paz con Dios y con nuestros semejantes. Así, antes de dormir, es aconsejable reconciliarnos con nuestro Señor (Ef. 4:26). Necesitamos analizar la situación que nos quita el sueño y preguntarnos ¿puedo hacer algo para solucionarla? Si es así, entonces manos a la obra; si no, entreguémosle todo el paquete a nuestro Señor y confiemos en su poder. Es conveniente disponer diariamente de diez minutos para la meditación, media hora para caminar, o una hora para dormir la siesta; también es aconsejable salir de vacaciones en familia. El cambio de rutina nos hace bien.

  1. Mantener el peso adecuado
El aumento de peso es una preocupación para millones de mujeres. Según los médicos, la solución al sobrepeso es un cambio  permanente en los hábitos de vida. Por ello se debe comer moderadamente, no como Elí (1Sam. 2:29 y 4:18). Asimismo, Proverbios 23:20 nos advierte acerca de la glotonería.

A través del tiempo a podido comprobarse que la obesidad provoca problemas en el funcionamiento del corazón y aumento de la presión arterial; además, favorece el desarrollo de enfermedades como la artritis y la diabetes, entre otras.

Fuente: Revista Apuntes Mujer líder, Buena salud para todas: Martha Saint de Berberián, Volumen III – Número 3, año 2008

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